CANCIÓN DE CUNA

Juanito ha muerto. Su pequeño cuerpo yace tendido como si sólo estuviera dormido, escuchando una canción de cuna, quizá soñando como lo hacen los niños de su edad (cinco años), pero no es así; Juanito, en realidad, murió agonizando en sus últimas horas de vida. Antes de sepultarlo, su familia organizó un funeral tan humilde como su forma de vida: rezos, música de viento y un poco de aguardiente se combinaron para la última noche de su cuerpo físico entre ellos.

En Colombia, existen alrededor de medio millón de niños menores de cinco años que sufren de desnutrición crónica y alrededor de quince mil con desnutrición aguda, según la última Encuesta Nacional de Situación Nutricional de Colombia. En las comunidades indígenas, como Nabusimake, treinta de cada cien menores presentan esta patología.

Nabusimake es la capital de la cultura ika o arhuaca, una de las comunidades originarias más viejas y olvidadas de Colombia y Latinoamérica; son descendientes directos de los tayronas, una de las culturas precolombinas más importantes del sur del continente. Ubicado en un pequeño valle rodeado por las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, este pequeño paraíso natural resguarda una forma de vida y cosmovisión muy distinta al del resto del país, donde la huella del colonialismo español domina a la mayoría de los estratos sociales.

Para llegar hasta la denominada “capital del pueblo arhuaco”, las personas que habitan las profundas montañas tienen que viajar durante horas por senderos sinuosos para buscar ayuda en una medicina en la no muchos creen, y que se convierte en la última de sus esperanzas cuando la medicina tradicional y las prácticas espirituales no son suficientes para curar alguna enfermedad.

En medio de estas dos cosmovisiones enfrentadas, personas como Juanito se debaten muchas veces entre la vida y la muerte. Para Yesi, un “mamo” de la zona, que fue el último en inspeccionar a Juanito cuando ya agonizaba, esta diferencia de creencias y saberes es un largo debate que posiblemente no tenga ni fin ni salida en la lógica de ambas posturas.

Para la familia que crió a Juanito, su espíritu estaba condenado desde que nació; este mal presagio fue la condena que marcó su vida: estaba casi siempre enfermo y con poca energía para vivir. Para los encargados de la pequeña clínica de Nabusimake, y para algunos vecinos, la muerte de Juanito es el resultado de una cadena de problemas crónicos y sistémicos por los que, año tras año, niñas y niños de ésta y otras comunidades en Colombia se enferman y mueren: corrupción, pobreza, hambre, enfermedades resumidas en una sola palabra: desnutrición.

Canción de cuna es trabajo fotográfico que documenta, no sólo la muerte o el ritual mortuorio de un menor de edad en territorio ika-arhuaco, sino es también una ventana a la forma en que habita uno de los pueblos menos conocidos y que mejor ha conservado sus tradiciones y creencias en América.